BIENVENIDO

A menudo me siento y me concentro en escuchar lo que mi alma me quiera contar...¿quieres leerlo?

miércoles, 26 de noviembre de 2014

LA CASA

Caminaba por las calles de aquel pueblo desierto
escuchando a los fantasmas reír tras de mí.
Casas abandonadas, ventanas empolvadas y alguna cortina
danzando un baile solitario.
Mis pies levantaban un fino polvo amarillo
que manchaba mis negras botas.
En mi mente solo una idea,
"no pares de caminar,
no te detengas ahora aquí en este inhóspito lugar.
Sigue y huye de este pueblo abandonado en donde
no pasa ni el aire fresco.

.. y entonces lo escucho,
un sonido hueco detrás de mí, en alguna de estas casas
que no tienen ni alma, algo cae al suelo al segundo golpe
un estallido pequeño mezclado con cristales que se hacen
añicos.
 "No pares, no te detengas, sigue caminando"
Pero ya es tarde, ya vuelvo sobre mis pasos pisando mis huellas,
desandando lo andado y creando un mapa caótico de pisadas en el suelo
de polvo amarillo.

Tan solo una de las casas tiene la puerta abierta y un atrapasueños
colgado del porche que se mueve al son de la nada, porque no hay brisa,
no hay viento, no hay nada…
La oscura madera cruje bajo mis pies al  entrar en el porche, como si
quisiera advertirme de algo,  crujido de madera seca,
crujido de huesos rotos, crujido de algo sin vida que cede y se quiebra.

Empujo la puerta para tener mas visión del interior, algo me invita a pasar
"no entres, no atravieses el portal, por nada del mundo te alejes de la luz del día."
y al acabar de pensar en esa que es mi salvación, ya es tarde, ya estoy dentro
de un salón abandonado, repisas de polvo, chimenea gris en donde un día el calor
emanaba y creaba un cálido hogar.
Hoy no hay nada, ni los fantasmas me acompañan a la fría soledad de esta casa.
Una escalera con barrotes de madera y un agujero negro al acabar,
allá arriba algo palpita
"no, no subas pues ese será tu tormento", me dice mi mente mientras arrastro mis pies cuesta arriba,
peldaño a peldaño, palpito a palpito.
Subo adentrando mi cuerpo en la oscuridad densa y fría que se me pega a la piel.

…. y de repente lo escucho, una respiración que me corta la mía,
un suspiro que es más una manera de exhalar el aire enrarecido que sale del fondo de su cuerpo.
Huele a orin y a moho con el toque exquisito del oxido de la sangre seca.
Y ahora lo veo, allá al fondo, de pie sosteniendo un cuchillo,
lleva una mascara, una absurda mascara llena de sangre por la que asoma su lengua.
Es alto, fuerte y me mira con sus ojos oscuros, escaneando mi cuerpo, levanta la cabeza
y se oye una inspiración, el aire rancio le lleva el olor de mi miedo,
el olor de mi terror y siento como me convierto en piedra, me paralizo y mis pies no me obedecen.

Una fuerza extraña me empuja y me doblega haciendo que caiga de rodillas mientras el,
esa especie de mal disfrazado de persona enmascarada se acerca,
despacio me observa y me coge el largo cabello creando con su sucia mano una coleta.
Lo huele, me huele otra vez y me mira el palpitar de mi pecho, el latir de mi corazón que se ha desbocado.
Utiliza su cuchillo para romper mi camiseta y desgarrar los tirantes de mi sujetador.
Suplico, ruego y las lagrimas se me mezclan con los mocos y no hago otra cosa
que llorar con el miedo aterido a mi alma.
Su cuchillo dibuja una linea en mi cuello,
linea perfecta que se puebla de mi sangre roja y otra mas en el otro lado.

Vomito en sus pies,
vomito mis suplicas y mi miedo pero de nada sirve, junto mis manos pidiendo compasión
y con rapido movimiento separa una de ellas del resto de mi brazo.
Mi mano cae y se queda con la palma mirándome pidiendo socorro.
De mi muñeca mana un torrente de sangre caliente que mancha mis piernas,
que se mezcla con el polvo amarillo de mis botas.
El se agacha y me chupa la sangre,
me lame la muñeca y se fija en mis huesos que quedan a la luz,
y yo me fijo en sus ojos que no tienen vida, y me fijo en su boca sucia y llena de sangre.
Siento el frío del acero atravesando mi pecho,
ha sido rápido, se queda enganchado en mi caja torácica y ahí lo deja de manera que al caer
se adentra aún mas en mis entrañas, rasgando mi vida, acabando con mi miedo de una vez por todas.

…y ahí me quedo, postrada en el suelo,  vaciando mi cuerpo de la sangre que lo habita mientras él me mira curioso, calculando cual será mi ultima exhalación.
Ahora ya no hay miedo, ni suplica, solo sangre que lo vuelve todo rojo y me duermo
soñando con ríos de color vino…


   Eli,14



















No hay comentarios: