como el aire para respirar.
Se pasean por mi piel al tiempo que calmanmis latidos, dejando un halo de paz en cada retazo que me acaricies.
Mi corazón se serena y se acopla a tu pulso mientras que el aire
vuelve a mi pecho para quedarse a vivir.
Me besas y se me eleva el alma volviendo mi cuerpo liviano,
eliminado el lastre que tanto me pesa, que oprime mi pecho.
Me abrazas y es ese calor que emana de tu cuerpo el que alimenta
mi sangre, el que me devuelve la paz.
Cierro los ojos mientras me aprietas contra tu pecho
y cuando los abro, el mundo desaparece, el tiempo se para
y mi mente se diluye.
Ya no hay prisas, ni gritos, ni gris….
así en tu pecho refugiada no hay monstruos que me ataquen
ni miedos que me dobleguen.
Aquí soy Yo, la mujer que siempre he sido.
…Y sigo abriendo la boca para encontrarme con la tuya
y sigo besándote con los ojos abiertos para no creer que eres un sueño,
y sigo susurrándote al oído lo que te quiero.
Eli,14
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