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A menudo me siento y me concentro en escuchar lo que mi alma me quiera contar...¿quieres leerlo?

domingo, 3 de noviembre de 2013

LA CUEVA

La luz del sol penetra por mis párpados translucidos y convierte mi sueño en una tortura.
Decido levantarme y es cuando me doy cuenta de que no se donde estoy, miro a mi alrededor y mi cómoda habitación ha desaparecido, me encuentro tirada en medio de la nada.
Una extensión de arena fina y dorada, detrás de mí el mar lame lentamente la playa, dejando surcos de espuma fresca.
Mi boca reseca me pide a gritos agua limpia y fresca y mis labios agrietados me indican que no estoy aquí de paso.

No se que ha sido de mi vida, no se que hago aquí, solo recuerdo que me acoste entre mis cálidas sabanas y despierto hoy tirada en una playa con el cuerpo maltrecho y la mente dispersa.

Camino adentrandome en la isla y mis pies descalzos hacen crujir la hojarasca reseca, alfombra natural que me guía al centro de mi pesadilla.
El aire huele a muerte, a miedo y llanto y el sol comienza a ocultarse tras una negra nube que amenaza tormenta despiadada.
Mi pelo se enreda al viento y el lento caminar se hace cada vez mas pesado.
Al fondo vislumbro una cueva, una entrada negra y grande que me pone los pelos de punta pero es lo único que encuentro para protegerme del frío y de la lluvia que comienza a caer golpeando mi cara y enfriando mi cuerpo.

Me adentro en la oscuridad de la cueva y el aire ahora es mas denso con olor a putrefacción, casi diría que se puede cortar con un cuchillo como si fuera mantequilla y de repente al fondo vislumbro unos ojos rojos que me miran con atención. 
Me inunda una sensación de miedo real y palpable. Miedo negro que me envuelve y deja mi cuerpo mas pesado.
Me muevo a cámara lenta y por unos instantes dejo de respirar, como si eso me volviera transparente o invisible, pero no es real. La cosa de ojos rojos me ha visto y puedo escuchar el ruido de su respiración al inhalar el aire buscando mi olor.
Se mueve y el olor a muerte es ahora mas espeso que nunca, camina hacia mi y empiezo a ver su silueta,
cuerpo de hombre  con una cabeza grande y desproporcionada, largos brazos que casi rozan el suelo y grandes pies que avanzan hacia mi decididos y sin dejar de oler el ambiente.
Su piel supura un extraño liquido viscoso de color morado, que gotea lento marcando el tiempo cual aguja de un reloj, con su ruido al golpear en el suelo.

Me quedo quieta pegando mi cuerpo contra la pared de la gruta y apretando fuerte los ojos para evitar sostenerle la mirada, rezando lo que no se para que pase de largo, pero no funciona.
Siento su mano pringosa y caliente cuando me descubre y me toca el brazo, dejando un reguero del liquido viscoso por mi piel.
Me acaricia despacio mirándome con sus ojos rojos y su boca entreabierta, exhalando un aire pesado que huele a infierno y dolor.
Y se acerca oliendo mi cuello y acariciando mi cuerpo.
de repente, con un rápido movimiento gira mi cuerpo poniéndome contra la pared y separa mis piernas.

El miedo me puede y lloro en silencio hundiendo mi cara en la fría roca, pero el monstruo no se apiada  y con su pie separa mis piernas mientras huele mi espalda sudada por el terror.

De la palma de la mano le sale una garra que despliega despacio y maneja certero para romper mi vestido y dejarme desnuda contra la pared.
Comienza a tocar mi cuerpo, con caricias lentas que dejan mi piel pringosa y caliente.
me huele mas hondo y siento como su  lengua me lame el cuello. Lengua bifida que mueve en circulos y marca mi espalda.
Por extraño que parezca mi miedo se desvanece poco a poco y me dejo llevar embriagada por el olor a muerte. Intento darme la vuelta, quiero verle la cara y mirarlo a los ojos y cuando lo hago me sostiene la mirada...
Por mas que busco no encuentro maldad en su mirada, me parece notar tristeza y miedo, cosa que me deja desarmada y me enternece.
Me abraza e inspira el perfume de mi cuello tirando con su mano de mi pelo hacia atrás.
Me lame la cara y le toco el pecho, mis manos se hunden en la viscosidad caliente pero me reconforta, me calma y me produce una enorme sensación de tristeza.
De repente cae a mis pies de rodillas y separa mis piernas aun mas.... huele mi sexo, y me toca por el interior de los muslos, me sorprendo cuando me excito y le miro pidiendo mas con mis ojos. Le toco la cabeza guiándolo hasta mi centro y tiemblo cuando me lame el pubis con su lengua bífida y maestra.
Con sus dedos separa mis labios dejando mi clítoris al descubierto y su boca viscosa me besa lento haciendo que me erice de placer, mis pechos se calientan y mis pezones se endurecen, la bestia me proporciona un placer que nunca he sentido y creo desfallecer. Es como bajar al mismo infierno de la mano de Lucifer.

Me toma entre sus brazos y siento su fuerza que me excita aun mas. Me conduce al centro de la cueva donde arde un fuego rojo anaranjado y me posa suavemente en una gran piedra que se encuentra cerca.
Por unos instantes nos miramos a los ojos y veo dolor, soledad y tristeza...
Me conmueve y le acaricio la mejilla... 
Sus ojos se agrandan y me coge las manos para posarlas sobre su cara. Me acaricia el pecho, me tumba en la piedra y me lame los pezones marcando mis pechos de caliente viscosidad. Me siento aturdida de placer y quiero mas, esa lengua bífida, esas manos maestras y ese cuerpo caliente...

Se monta encima y separando mis piernas, me penetra lentamente. Duele un poco,  es dolor placentero, es dolor de soledad y me inunda el cuerpo con su miembro mientras me mira a los ojos transmitiéndome    mucha dulzura. Me hace el amor lentamente, sin prisa, me penetra apretando su cuerpo fuertemente contra el mío mientras me besa despacio, me acaricia los pechos e introduce su lengua en mi boca.

Sus embestidas acompañadas de sus gemidos hacen que me excite y llego al orgasmo cuando me aprieta los pechos suavemente con sus manos.... Es un orgasmo intenso, largo que palpita mi cuerpo haciendo que grite  y que gima y me que vuelva un poco mas loca.

El aprieta su pelvis mas contra la mía y me desborda su eyaculación, su liquido caliente que se abre paso dentro de mi cuerpo dejando una semilla agarrada en mi interior.
Su cuerpo de desploma pesado sobre el mío jadeando y besando mi cuello.
Es tan tierno que olvido que es una bestia que habita en las profundidades de la tierra, olvido su cuerpo viscoso y el olor a muerte y dolor, 
y me dejo envolver por sus abrazos, por su respiración y sus besos lentos en mi cuello.

Siempre he creído que al infierno uno solo puede ir cuando muere, pero no es así....
a no ser que ayer muriera y aun no sea consciente, quizás ayer mi corazón dejara de latir y por eso hoy me encuentro aquí en el mismísimo infierno haciendo el amor con Lucifer, si es así no os preocupéis por mí.


Eli´13











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