CIELO DE FUEGO

PARA ESCUCHAR MIENTRAS LEES


En esta tarde ando huyendo.
Huyo de todo aquello que me evocas.
Me alejo deprisa por la carretera
en dirección opuesta a tu casa.

Tengo la esperanza de que cuanto mas me aleje,
antes se borrara tu presencia en mi vida.
Estoy convencida de que si sigo,
no podre oler tu esencia,
ni podre entrever tu alma,
esa que nunca fue mía,
esa que creí que tendría.

Conduzco sin destino, solo huyo,
me marcho y no miro atrás,
solo al frente, al ocaso,
al lugar donde el sol se esconde y desaparece
como quisiera hacer Yo.

El cielo se torna naranja y morado
y creo ver entre las nubes,
una brecha por la que quiero colarme
y eliminar mi existencia.

El tono azafrán del cielo
me empaña los ojos,
o quizás son mis lagrimas
que me siguen a donde quiera
que vaya desde que te cruzaste en mi vida.

Sigo conduciendo y poniendo tierra
entre tu alma y la mía,
pero empiezo a intuir
que de nada sirve que me aleje,
te llevo dentro...
te llevo pegado a mi pecho
a mis ojos, a mis manos
te llevo pegado a mi existencia
y no puedo arrancarte de mi vida...

Maldito destino que nos enfrenta
y nos alienta,
para luego alejarnos y separarnos...

Seguire mi camino, conduciendo
en esta tarde hacia el ocaso,
hacia la brecha que veo en el
fuego del cielo.

 Eli.13