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martes, 1 de julio de 2014

VICKY Y AURORA

La hermosa princesa se desperto de muy mal humor,
pensando que ya solo faltaba que su caballo no estuviera
ensillado, tal como pidió la noche anterior.

Rápidamente se vistió con la ayuda se su sirvienta
y después de un copioso desayuno,
se marchó a las cuadras.

A ella no le importaba que su preciosa yegua no estuviera ensillada,
de hecho era mucho mejor si no lo estaba, pues así dispondría de mas tiempo
para ver a Aurora.

Aurora era la hija del ayudante de cuadras,
se conocían desde muy niñas y juntas habían jugado infinidad de tardes tumbadas
en la fresca paja, contándose cuentos y aventuras dispares.

Vicky, se alegró de que "Primorosa", su yegua, aun estuviera sin preparar,
pensó vagamente en la posibilidad de que Aurora lo hubiera hecho a posta para
poder estar a si mas tiempo juntas.
Al encontrarse sus ojos se iluminaron y corrieron a saludarse,
se abrazaron, pues hacia una semana que Vicky estaba de viaje, en casa de sus primas
en Escocia y en ese abrazo sintieron como el pecho les ardía.
Se miraron profundamente mientras Vicky sentía el palpitar de su corazón cada vez mas desbocado.

Ya no podía mas, tenia que saber de una vez por todas lo que Aurora sentía por ella.
Respiro hondo mientras formulaba en su mente mil doscientas maneras de explicar que lo que sentía por ella no era una amistad profunda, sino algo que vas mas allá de  la comprensión humana, algo que no tenía nombre para ella, algo por lo que podría perderlo todo…
Justo cuando las palabras quería salir de su boca,
Aurora se acerco y la beso en los labios, despacio, entreabriendo su boca y asomando tímidamente una cálida lengua que despertó lo oculto entre las piernas de Vicky.

Unieron sus manos y se refugiaron el una cuadra que estaba vacía.
Aurora se soltó los tirantes del peto vaquero y desató sus cabellos que cayeron
lacios sobre sus morenos hombros.
Vicky se percato de que sus senos bailaban suave debajo de su camiseta e intuyo la dureza de sus pezones,
Aurora, sabiendose mirada cogió la mano de la hermosa princesa y la introdujo por debajo de su camiseta.
Mil mariposas se escaparon de la boca de Vicky cuando palpo sus senos, cuando sintió el dulce bamboleo de unos pechos firmes y grandes.
Aurora se acerco y la beso,
la beso con ansia
la beso con furia,
tal y como se besa cuando se lleva deseando mucho tiempo, lamió sus labios, beso su cuello y le desató el vestido tan rápido que Vicky no tuvo tiempo de reaccionar, aunque ni se lo hubiera planteado.

Aurora le dio la vuelta para quitarle el corset y apretar sus senos contra la espalda de Vicky.
El corset cayó al suelo y mientras lo miraba aturdida, sintió las manos de Aurora acariciando sus pechos,
suaves, mas pequeños pero turgentes y dulces como melocotones maduros, el pezón se endureció y Vicky sintió su corazón entre sus piernas.
Se bajo con cuidado las braguitas de encaje sintiendo como Aurora se arrodillaba por detrás de ella y comenzaba a lamerle las nalgas.
Besos húmedos, pequeños mordiscos y la humedad de Vicky cada vez mas palpable…
Aurora se desnudó y se puso delante de la princesa, cogiendo su mano para colocársela justo entre sus piernas, allá donde las ansias se hacen tangibles y el deseo se saborea lento.
De tacto suave, caliente y muy mojado, Vicky creía que caería al suelo justo cuando Aurora leyéndole el pensamiento la ayudo a recostarse entre la paja fresca, separándole las piernas y colocandose encima de ella,
la beso despacio, la beso muy lento mientras su lengua recorría las cuevas de su boca.
Le lamió los senos, le mordió los pezones y jugo con ellos azorada ante tanta belleza.
siguió mordiendo pedacitos de su abdomen, jugando con su ombligo y soplando despacito entre sus piernas.
Vicky echo su cabeza atrás, abandonando su cuerpo terrenal y elevándose como una diosa, pues así se sentía.
Aurora le separo las piernas y la tocó despacio, notando su humedad, chupándose los dedos para no desperdiciar el jugo.
Separo la vulva y comenzó la lamer, despacio, en círculos, mientras Vicky suspiraba con los ojos cerrados, viendo colores en el cielo negro de su mente.
Arriba y abajo,Aurora chupaba, lamía y besaba toda la intimidad de Vicky.
Le introdujo unos dedos juguetones mientras que volvía a besar sus senos, a lamerle los labios.
a juntar sus pechos, chocando los duros pezones mientras las manos se perdían entre sus piernas,
mirándose a los ojos al tiempo que se elevaban juntas al cielo,
al cielo de los orgasmos perfectos,
al cielo de las vaginas húmedas y decididas.

Vicky y Aurora llegaron juntas al clímax mientras se mordían la boca,
se rozaban los pechos y perdían sus manos la una dentro de la otra.


  ELI,14







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