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A menudo me siento y me concentro en escuchar lo que mi alma me quiera contar...¿quieres leerlo?

jueves, 1 de mayo de 2014

EL ANDEN

Miradas furtivas se mezclan con pasos acelerados, 
voces llegadas de lejos y algún llanto de niño que quiere correr libre.
La gente con la cabeza gacha, cada cual a lo suyo mientras la cola para el billete, se deshace paso a paso.
Esto y muchísimo mas son las estaciones del tren.

Me siento en un banco, en el anden 2. Me gusta observar a las personas, como hormigas yendo y viniendo de un sitio a otro.
Lo que mas llama mi atención son las despedidas,
hoy justo delante de mi, se encuentra una pareja que se están diciendo adiós.
Lo se por la forma de mirarse, dos pares de  ojos que se encuentran muy cerca, 
el tiempo alrededor se detiene y no hay mas.
El le rodea la cintura con brazos firmes, mientras la observa y la escucha con una sonrisa en sus labios.
Ella le pasa los brazos por el cuello, lo atrae a su boca y le besa despacio, 
le susurra a su oído y casi se escucha el sonido de la profunda inspiración que hace en su cuello, 
como si quisiera impregnarse del aroma de su chico.

Las despedidas....
   Quien dijo que eran tristes?

Triste es el después, cuando ella camina sola y el sentado el asiento del tren la ve.
Triste es luego, cuando ella inspira en su casa recordando el aroma de su cuello, cuando él viaja de regreso a casa, dibujando en su mente la forma de esa boca que tanto le gusta y recuerda su risa, el tono de su voz, los abrazos, los besos.


Por los altavoces se escapa una mecánica voz que anuncia la llegada del tren,
mis misteriosos observados, detienen su despedida para escuchar, 
aun les quedan 6 minutos. 
Es increíble la de besos que caben en 6 minutos, besos y sonrisas y miradas que derriten hielos.
Si agudizo mi vista, le puedo leer los labios a él, pero es tan intimo el momento que prefiero no inmiscuirme mas allá.

Sus ojos dicen tanto.... esas miradas que solo ellos entienden, que hablan sin voces, esa luz que destilan, signo indiscutible de que las almas se adoran. 
El le sostiene la cabeza entre sus manos y ella sonríe y se pone de puntillas para darle un beso en la frente.

El tren llega y ellos se separan, el se aleja por el andén y ella abandona la estación, 
aun no es triste esta despedida, aun están calientes los besos,
aun huele su ropa a ella.


Siempre que vengo a la estación no suelo traer mi libro, 
el tiempo se me pasa mas rápido observando la vida pasar.....


     Eli,14







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