BIENVENIDO

A menudo me siento y me concentro en escuchar lo que mi alma me quiera contar...¿quieres leerlo?

lunes, 5 de marzo de 2012

LATIDOS 3 suite imperial





Al  verlo allí al fondo de la habitación no pude reprimir un suspiro, estaba apoyado en una mesa en la que había una pequeña lamparita que emanaba una cálida luz dorada resaltando su silueta ensombrecida. La tenue luz no me dejaba vislumbrar con claridad, pero vestía solo unos pantalones, se puso erguido y empezó a caminar hacia mí, solo 6 metros nos separaban y me pareció una eternidad o tal vez dos hasta que pude sentir el calor que emanaba su cuerpo tan cerca del mío.
Mirándonos a los ojos nos dijimos todo, tenía tanto que hablar con él…pero sentía otra vez esa sensación de hechizo misterioso que hacía de mí una marioneta a su merced. Como intuyendo lo que pensaba alargo su mano hacia mí y poso el dedo incide en mis labios haciéndome saber no tenía que decir nada.
Era un hombre alto, de grandes ojos negros que absorbían mi mirada y me desnudaban de una pasada. Su torso era ancho y fuerte y tenía la piel morena como el cacao que brillaba con dulzura a luz tenue de la habitación.
Sus manos se posaron detrás de mi cabeza y lentamente me atrajo hacia sus labios, me beso con pasión como si hubiera nacido solo para ese momento, Yo sentía mis piernas cada vez mas sueltas, a punto de levitar. Sus labios perfectamente dibujados recorrieron mi cara y su lengua acariciaba mis labios dejándome sin aliento. Empecé a sentir calor mientras él con sus habilidosas manos me dio la vuelta haciendo que mi espalda descansara sobre su torso desnudo. Me acaricio los hombros y me susurro al oído palabras en una extraña lengua con acento marcado.
Si me hubieran dicho que había algo en el ambiente que me mantenía aletargada como drogada, me lo hubiera creído…. Pero solo era él y mi deseo, lo que me mantenían así.
En mi escote palabra de honor se notaba perfectamente el palpitar de mi corazón alocado
Muy despacito fue soltando los botones de tela brocada de mi vestido gris hasta que este cayó al suelo dejando mi cuerpo totalmente desnudo, suspiro cerca de mi oído y ese sonido encendió en mí el ansia que llevaba guardada tanto tiempo.
Alzo mi cuerpo entre sus brazos y me sentí una criatura pequeñita, desvalida y me deje llevar  hasta que poso me dejo caer muy delicadamente en las alfombras mullidas del suelo, rodeada de almohadas.
Empezó a acariciarme muy despacito mientras me besaba en la boca y por primera vez le toque, su piel era cálida y suave, desprendía ese olor a madera que tan loca me volvió cuando lo olí la primera vez. Nos miramos y creí ver la chispa del deseo en sus ojos.
Cerré los ojos y me deje hacer, él comenzó a acariciar mis senos muy despacito haciendo que toda mi piel se erizara del mismo gozo que sentía, enseguida note la humedad del placer entre mis muslos mientras que El jugaba muy dulcemente con mis pezones, mordiéndolos y lamiéndolos muy despacito.
Mis piernas se separaron dejando libre el camino hacia el paraíso y mi maravilloso amante capto al instante lo que aquello quería decir….Lamiéndome lentamente comenzó a bajar desde mis pechos hasta mi pubis haciendo que todo mi cuerpo se estremeciera. Con una ligera brusquedad separo aun más mis piernas y comenzó a besarme en mi sexo muy húmedo y muy caliente.
Cogí una almohada tapándome la cara para ahogar mis suspiros de placer puro mientras me retorcía entre sus besos y lamidas.
Un pequeño mordisco seguido de un dulce soplido fueron el detonante para que estallara mi primer orgasmo, sintiendo el palpitar en todo mi cuerpo, en toda la habitación…. En todo el mundo.
Sin haberme recuperado aun, se incorporo dejándome ver su cara, su sonrisa y sus ojos…. Esos ojos que eran la viva muestra de lujuria y perversión.
Me besaba con pasión, me hablaba con dulzura y me lamia con ansia mis labios, mis pechos, mi cuello… toda Yo era manejada a su antojo y disfruté de la experiencia en cada minuto.
Encontré mi propio paraíso cuando me penetró, sentí como todos los músculos de mi cuerpo se relajaron por completo mientras solo sentía sus embestidas encima de mí.
Nunca creí que el sexo se pudiera redescubrir, es un goce sí, pero más o menos siempre es lo mismo. Con El cambio mi concepto totalmente, el mismo acto en sí fue nuevo para mí.
Le abrace fuerte la espalda mientras nos mirábamos a los ojos, esos ojos en los que me perdería sin salida más adelante…
Sentía su cálido sexo dentro de mí, empezó a jugar conmigo sacándolo  lentamente y después me volvía a penetrar dulcemente, dentro, fuera , dentro fuera…. DENTRO  muy dentro apretando fuertemente su cuerpo con el mío mientras sentí toda la fuerza de su orgasmo y el mío los dos en uno. Mi gemido fue como si alguien me abriera la puerta del alma y la dejara salir libremente después de años encogida en una pequeña habitación.
Su suspiro y la intensidad de su mirada fueron mi alimento para los próximos días, nunca lo olvidaría.

1 comentario:

ferran dijo...

chapo !!a por el cuarto ¡