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jueves, 29 de diciembre de 2011

SIN SONRISA

Hace muchos años, en un lugar de cuento, muy lejano, una gran reina dio a luz a su hija.
Era un bebe de carita rolliza e intensos ojos del color de la noche.
Le pusieron de nombre Yamir para iluminar un poco el color de su mirada.


Yamir era una niña muy despierta y atenta pero sus padres vivían muy preocupados pues Yamir nunca reía.
La agasajaban con todo tipo de regalos para intentar arrancar de ella aunque fuera la mas leve de las sonrisas, pero la niña Yamir nunca reía.


Pasaron los años y el reino se hizo cada vez mas grande y prospero. 
La gente que venia de fuera pedía ver con sus propios ojos la belleza del palacio junto con la mirada siempre alicaída de la joven princesa Yamir, ella atendía a todos sus súbditos,  escuchaba al que tenia necesidad de hablar, alimentaba al que venia con hambre, saciaba al sediento hablaba con todos ellos mostrándose siempre muy amable, estaba muy atenta a las necesidades de la gente de su reino....pero nunca sonreía.

Una tarde, la princesa Yamir salio a pasear por el desierto cercano a palacio, a lomos de su corcel negro,
mientras pensaba en sus quehaceres se iba adentrando cada vez mas en las cálidas tierras de aquel lejano lugar, no se dio cuenta de que la noche se le echaba encima hasta que fue demasiado tarde y ya no puedo ver el camino de regreso.
Desmonto del caballo y apoyada en una piedra comenzo a pensar en lo que se le venia encima.
Muy asustada se dio cuenta de que tendría que pasar la noche sola en el desierto pero ella sabia que era una princesa muy valiente y  no podía flaquear ni mostrar la mas leve señal de miedo.


De pronto a lo lejos oyó un galope que la sobresalto, se mostró muy alerta mientras escuchaba como el galope se acercaba a donde ella reposaba esperando que llegara el día.
Pensó aliviada que seria la guardia real que había salido en su busca, pero pronto descubrió que no lo era. Frente a ella apareció un precioso caballo del color de la nieve con un jinete muy apuesto que clavo su mirada en los oscuros ojos de la princesa Yamir.

De nombre Arun, el joven jinete se presento a la joven y le mostró sus disculpas por haberla asustado.

-Siento muchisimo si te he importunado, no quisiera por nada del  mundo molestar ni asustar a una joven tan hermosa como tu- dijo Arun.
-No te preocupes, es solo que estaba aquí haciendome la valiente, preparada para pasar la noche sola ante la oscuridad del desierto y no esperaba encontrarme con nadie en este lugar- contesto Yamir.


Se sentaron juntos, el joven y apuesto Arun prometió hacerle compañía si ella le contaba cosas de su vida.
Yamir accedió y empezó contándole que era una joven princesa, que tenia un padre muy sabio y una madre que la quería con locura. Le contó también que atendía a los de su pueblo y a los de fuera y le gustaba hacer que la gente se sintiera bien.
Después siguió contándole que lo único que le preocupaba en su vida era que nunca sonreía por que según ella no había encontrado ningún motivo, ella tan solo esperaba el gran día.
Un día en el que pasara algo maravilloso, algo tan grande y tan extraordinario que le arrancara de sus entrañas la mas bonita de las sonrisas para nunca jamas dejar de estar feliz.

--Es lo mas triste que he oído en toda mi vida-- dijo alarmado el joven Arun.
-Oh no te preocupes- contesto Yamir- Yo no estoy triste, solo espero el gran momento.
El joven la miro, intentando adivinar cual seria el gran momento y no pudo evitar echarse a llorar.
-Mira bella Yamir-dijo Arun.
-No lloro ni estoy triste por ti, no lo has entendido.
Has pasado toda tu vida esperando el gran momento para sonreír, sin saber que has entristecido mucho a todos los que te quieren.
Tu madre, tu padre, tus subditos...todos los que te rodean piensan que eres una bella pero triste princesa
pasan sus dias intentando adivinar cual es tu terible maldicion, porque nunca sonries, sin saber que simplemente esperas el gran dia, pues bien, ese dia ya ha llegado.
La princesa al oir la ultima frase no puedo evitar emocionarse y abrazar al joven Arun.
Se puso en pie esperando que Arun le contara la gran y majestuosa verdad de la vida, aquella que la hariasonreir.
Cuan equivocada estaba la bella Yamir, lo único que escucho del joven Arun fueron palabras que la hicieron sentirse herida y comenzo a llorar sabiendo que el joven tenia razón y que ella había desperdiciado todos los años de su vida. 
-No tienes que esperar el gran día.-dijo el joven.
-Todos los días, pero todos y cada uno de los días de tu vida desde que naciste, han sido un gran día, un gran momento para regalar o regalarte a ti misma una gran sonrisa.
Tus súbditos han ido a visitarte para hacértelo ver y tu no te has enterado
Tus padres te han amado, te han dado la vida y tu no te has enterado, 
tienes riquezas incontables y belleza de diosa hindú y tu no lo has sabido apreciar.
No existe el gran día, si tu no lo creas. 
Desde que llegamos a este mundo desprovistos de recuerdos, todos los días son un lienzo en  blanco en el cual escribimos nuestra historia sin esperar a que aparezca "el gran día". Todos los días de tu vida son grandes y están llenos de gestos rutinarios que nos arrancan una sonrisa a cada momento, y si tu mi joven y bella princesa Yamir no lo has sabido ver, es que no eres tan rica como yo pensaba, ni tan feliz como dices ser.


Al fondo el alba ya despuntaba dejando entrever una luz dorada, la joven princesa sintió vergüenza por su comportamiento, sabiendo que lo tenia todo y nunca lo había sabido apreciar, siguió llorando sin poder contenerse hasta que el joven Arun la atrajo hacia si, y la abrazo susurrandole al oído:
-No llores princesa mía, toma el día de hoy como el día del gran acontecimiento, ese gran día en el que descubriste aquello que te hace sonreír y deberás de tener siempre presente.
Ese día en el que descubriste que todos los días son grandes porque estamos aquí.
Ahora dejame que te lleve ante tu familia y les muestre tu mas preciado y bello don...TU SONRISA.








NUNCA PIERDAS LA OPORTUNIDAD DE SONREIR CADA DIA... Elisa Lidon






















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