de evaporarme entre suspiros y renacer con un susurro.
Se marchan las horas lentas, sin despedidas ni suplicas
y mi piel se enfría si no la tocas.
Quiero vivir hoy en el centro de tu pecho,
hacerme un hogar en tus entrañas que sea
mío y siempre este ahí,
como una casa de verano en pleno mes de diciembre.
Quiero hacer malabares con tus besos
lanzarlos al aire y dejar que me sobrevuelen,
que se posen en mi carne por debajo de las ropas.
Me arden hoy las palabras que se me atascan en la boca,
que las escupo por las yemas de mis dedos,
que me gritan tu nombre pronunciando dos M.
Letras que danzan alrededor de mis ojos
y se posan en tu cuerpo con su dulce aleteo.
Se me abre un agujero justo donde palpita mi vida,
en el centro de mi mundo,
y es ahí donde se cuelan tus caricias
enraizando en el fondo, despacito dando vueltas,
alimentándose de mis risas, de mi llantos,
de mis ternuras y mis locuras.
...Y yo aquí con ganas de perderme entre tus brazos,
de caminar sin pisar el suelo,
de perder el sentido apoyada en tu pecho...
ELI,17
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