me duelen las manos que se me escapan,
que acuden en tu busca para encontrar su consuelo.
Me falta ese hogar que encuentro en tu pecho,
en el latir de tu vida, en el paseo que marca tu sangre
Me falta esa calma que emana de tu piel
y me envuelve y me eleva a donde nadie me hiere,
me deja suspendida en un océano de aceite
en el que navego tranquila y segura.
Esta noche el frío se abre camino
desde mis pies hasta mi alma,
este frío que me paraliza,
que deja mi cuerpo latente a la espera
de tus brazos que me devuelvan la vida.
Esos brazos que me rodean
que me arrancan los miedos y las penas.
Me faltan tus labios, que me susurren silencios
mezclados con besos,
que se posen en mi huecos,
en mis mejillas y en las palmas de mis manos.
Esta noche me faltan tus ojos que tanto me dicen
que me cuentan lo que tu pecho ya sabe.
ELI, 16
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