que ondea con la brisa de
tus suspiros en mi oído.
A veces me pierdo en tus brazos
que son columnas que sostienen
mi dureza,
que me hacen que me ablande,
que me calman los miedos.
A veces me pierdo entre tus caricias,
que me erizan la piel,
que me marcan un camino
para mi desconocido.
Caricias que apaciguan
el torbellino que anida en mi pecho.
Empiezo a sentir como guardas
en tu cuerpo retazos del mío,
en tus manos esta mi calma,
en tus labios esta mi sonrisa,
en tus ojos esta mi luz.
Te vas sin ser consciente
de lo que te llevas contigo...
ELI,14
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