en mis pies descalzos se clavan los guijarros,
pero ya no duele, nada duele.
La humedad recala en mi alma y me enfria el corazón
pero tengo que seguir caminando.
He de seguir por este estrecho pasaje sin mirar atrás
ya que al avanzar se destruye el suelo por donde piso.
La tierra cae al vacío y se encuentra con la terrible
oscuridad en donde es devorada por el olvido.
No quiero eso para mi cuerpo, no quiero eso para mi alma.
He de seguir mi camino sin levantar la vista al cielo
pues las grises nubes están tan bajas que mi cabeza
se pierde entre cortinas de humo que ciegan mis ojos
dejándome en plena incertidumbre para dar el siguiente paso.
Comencé mi andadura por este bosque que me atrapo
por su belleza, lagos inmensos, cielos azules...
Arboles que me acogían con sus frondosas ramas.
Pero paso a paso me fui adentrando en las entrañas
del bosque, hasta que un día, ya no pude encontrar la salida.
Desde ese instante, el cielo se enrareció, el camino se estrechó
y todo se volvió gris y denso...
Mi cuerpo no tiene fuerzas, no puedo luchar,
tan solo puedo avanzar sin mirar atrás.
Lo hermoso del ayer es tinieblas hoy
Tu dulce voz de ayer es un sordo eco hoy....
La magia del bosque me engulle y me devora despacio
tragándome a cachos.
El hedor de tus palabras me asquea el alma
No tengo salida, tan solo la muerte puede devolverme
a mi ser, a mi estado de eterna sonrisa....
Eli,13
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