Había una vez una preciosa criatura
que vivía enterrada en una tumba transparente.
Frágil, delicada y muy asustada.
Sus manos no palpo otra piel,
su boca nunca besó labios de seda.
y nunca nadie le rozo su corazón.
Muchacha pálida de manos huesudas
que nunca sale de su casita por miedo
a que el mundo la engulla.
Vive pendiente de los sonidos
que le llegan de fuera.
Pobre criatura que no se permite vivir riesgos,
sin saber que su cautiverio
es su tumba, su principio y su final.
Preciosa piel de porcelana
que se cuartea y un día no muy
lejano se romperá.
Chilla y grita mas fuerte
destrozando de cuajo el cristal
que te protege de la vida.
Sal al mundo y vive
así mueras mañana
pero hoy,
tan solo vive.
Eli,14
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