a nuestros pies, el gran silencio
envuelve en la nada.
El aire se calma y los arboles
observan sorprendidos como me besas.
Comienza entonces una danza
de miradas, de labios enredados
y de abrazos de calma,
mientras el mundo se pierde y desaparece.
Me vuelvo rama
y mi cuerpo se anuda con el tuyo
que forman un árbol
y el viento que vuelve y azota nuestro
cuerpo, removiendo nuestro mundo.
Aportando vitalidad y llenado de oxigeno
mi pecho dormido.
El silencio solo roto por el sonido
de la brisa en las ramas,
el silencio que nos escucha
sin mediar palabra,
el silencio que nos observa
y nos arropa en este dia gris
luminoso.
El silencio será el testigo de
tus ojos al mirarme...
Eli,14
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