Mi hora favorita es cuando cae la noche,
justo ese momento en el que el cielo comienza
a teñirse con azules mas profundos y al otro lado,
el sol se despide para irse a retozar detrás de las montañas.
En ese momento entro en mi casa dispuesta
a comenzar con mi ritual nocturno.
Me desnudo muy despacio,
doblando mi ropa que deposito encima
de mi cama.
Me quito los restos de carmín y suelto
mi larga melena que cae por mi desnudez,
lamiendo mi espalda.
Ahora me despojo de mi piel
que arranco en tiras pequeñas
y las guardo en el cajón de mi ropa interior.
Mi carne queda al descubierto y se desprende
de mí, cae al suelo donde la empujo debajo de la cama.
Mi corazón y mis pulmones los envuelvo en seda
y los guardo en una caja de madera.
Ya no queda nada, tan solo mi nacarado esqueleto
que me mantiene en pie...
Es la hora, abro mi antiguo baúl y saco mi capa
negra, mi capa de muerte...
Aquella capa que me acompaña desde que vendí
mi alma al diablo y me toco pagar con el trabajo mas ruin.
Me encargo de robar la vida a los mortales,
de la parte mas dura de la existencia del hombre.
Pero hoy es un día especial,
hoy solo tengo que arrebatar un alma,
el alma que mas deseo en esta vida....
...Y lo haré sin dudar.
Me acerco sigilosa, como siempre avanza la muerte
y te encuentro en tu casa, sentado en tu cómodo sillón.
No puedes verme, pero tal vez mi perfume me delata,
pues de repente abres los ojos y miras a la nada.
Te tengo delante y si tuviera piel se me estremecería
solo con sentirte tan cerca.
Si tuviera corazón se me encogería justo ahora
que te miro a los ojos.
Ya se porque a lo largo de la vida,
la muerte es solo hueso....
Sería un trabajo demasiado duro.
Te observo una ultima vez
eres hermoso,
de apariencia fuerte y dura,
con coraza de acero que esconde
un interior perfecto.
Corazón sensible y sonrisa capaz de desarmar
a la muerte.
Pero debo ser fuerte y hacer mi trabajo.
Entreabro mis labios y aspiro cerca de tu boca,
tu cuerpo empieza a temblar y tu alma vaporosa
se te escapa por la garganta.
Sigo aspirando hasta que empiezo a sentir
tu vida entrando en mi....
Tu vida que me envuelve
Esa vida que me fascina pasa por delante
de mis huesos y se cobija en mi capa...
Ahora es mia...
Y tu cuerpo cae lacio justo en el sillón
que tantas noches meció tu soledad.
Ahora debo marcharme y depositar
tu vida gastada en el mismísimo infierno,
no sin antes darte un ultimo beso que no será
el beso de la muerte,
sino el de mi existencia diurna.
El beso de la mujer a la que poco a poco
comenzaste a enamorar.
El beso de la persona que supo ver en ti
algo mas que dureza.
Me voy portando conmigo el mejor
de los tesoros que entregaré con sumo cuidado.
Espero que pronto me liberen de mi condena
y podamos arder juntos en el infierno
por toda la eternidad.
Eli,14