Me doy permiso para
equivocarme no una sola vez sino todas cuantas
veces me suceda.
Me doy permiso para equivocarme y no sentir que
por un pequeño o gran error el mundo va hundirse
en torno mío.
Siempre hay segundas, tercera, cuartas … y muchas
más posibilidades.
¡ Fuera las ideas de errores irrevocables !
Me doy permiso para
no estar explicando todo lo que hago,
aunque les parezca extraño a los demás.
Me permito no estar justificando mi
existencia ante padres, marido o mujer,
hijos, amigos o compañeros de trabajo.
Me permito callar y disfrutarlo.
recorte del libro "Me doy permiso para" de Joaquin Argente
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