te observo y cierro los ojos para respirarte,
que me da miedo,
miedo de que me engullas,
de que algún día me abraces y atravieses mi cuerpo
como si nunca hubiera existido,
como si no quedara ni un resquicio de tu cuerpo en el mío.
Te observo y estas en calma, acomodado entre las suaves sabanas
de mi sofá, sin imaginar si quiera lo que mi mente discurre…
Mi mente,
mente que se enreda en las negras ramas de los extraños árboles
que dominan las lagunas que atravieso.
Lagunas de pesadillas por las que me pierdo en ocasiones
sin hallar la salida.
Me caigo y mi vestido se mancha de brea y mis manos
me empapan el alma de barro que se va secando
haciendo de mi corazón un desierto
Solo cuando te miro, se ilumina mi camino
y aparece la luz del sol en esta laguna funesta
en la que me encuentro,
laguna que apesta a soledad y desasosiego.
Solo cuando mis ojos se encuentran con los tuyos,
mis latidos se relajan y mi respiración de apacigua.
Te observo dormir a mi lado
y me transmites la paz que tanto he buscado.
Sin tu saberlo me calmas las ansias y aplacas la furia
de las aguas de mi cuerpo, que desatan tempestades
cuando no estas conmigo.
Así, mientras escribo,
aireo mi pecho dejando que el sol de tus ojos
inunde la oscuridad que lo ha poblado,
así mientras desahogo mis miedos,
tu duermes tranquilo y en calma
y Yo me despojo de mi ropa y de mis letras
para hacerme un ovillo y acurrucarme a tu lado,
para encontrar un hueco entre tus brazos
y perderme contigo en tus sueños…
Eli,14