Un secreto que me hace parecer única, pero no lo soy…porque estoy segura de que a ti también te pasa.
Siempre he vivido rodeada de fantasmas, unos más grandes otros pequeñitos.
Desde que tengo uso de razón (aunque ahora que lo pienso la uso poco) están a mi alrededor, pululando sin ser vistos cual superhéroe invisible.
Hay largas temporadas en las que mágicamente no me tropiezo con ninguno y eso hasta me pone nerviosa ya que estoy tan acostumbrada a sentirlos que cuando no están presiento que algo malo va a pasar.
Me acechan, ocultos bajo mi cama, se cuelan entre mis sabanas y hasta me acompañan al trabajo. Los se manejar, los pongo en su sitio y les hago callar con un sssshhhhh.
Los aparto de mi mente cuando me estorban o les hago caso si es que me piden algo en concreto.
Siempre están ahí, y
seguro que tu también los tienes a tu alrededor.
No es que me gusten,
pero con el tiempo me he dado cuenta de que todos tenemos, aunque no nos
queramos dar cuenta, además me ayudan a crecer y a darme cuenta de que soy
humana, de que estoy viva.
El problema viene
cuando dejo que esos fantasmas me dominen, cuando no soy capaz de escuchar lo
que quieren y no les puedo ayudar.
En ese caso me atormentan y me persiguen
gritando en silencio, queriendo cogerme con sus manos transparentes, me
atrapan, me agarran por el cuello y se suben a mi pecho haciéndome sentir una
pesada carga que me impide avanzar.
Intento calmarme y no pensar en nada
pero enseguida acuden pidiendo ayuda como acallar mis entrañas.
En estos casos lo paso muy mal porque
me pesan demasiado.
Miro al cielo, sonrío al sol y me los
trago todos para mi, a veces se esfuman pero otras….